Garantizando la Integridad empresarial
Los conflictos de intereses constituyen una realidad ineludible en diversos ámbitos de la sociedad, siendo el entorno empresarial especialmente propenso a estos desafíos. En este artículo, explicaremos el concepto del deber de lealtad de los administradores y su importancia fundamental para el óptimo desempeño de las empresas.
El deber de lealtad que recae sobre los administradores implica una dedicación exclusiva al bienestar de la empresa, excluyendo cualquier priorización de intereses personales o de terceros. Este compromiso garantiza una administración íntegra y responsable, alineada con los preceptos éticos y los principios del buen gobierno corporativo.
Asimismo, el deber de lealtad exige a los administradores la capacidad de resolver eficazmente situaciones que puedan desencadenar conflictos de intereses. Estos conflictos se manifiestan cuando las decisiones administrativas afectan tanto a la empresa como a los propios administradores o a sus círculos cercanos.
Es esencial subrayar que la Ley de Sociedades de Capital contempla la posibilidad de dispensar al administrador del cumplimiento del deber de lealtad, siempre que se cumplan requisitos específicos y se salvaguarden los intereses sociales. Sin embargo, fuera de estas circunstancias, el incumplimiento de dicho deber conlleva a la exigencia de responsabilidad al administrador infractor.
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